Los obstáculos internos a tu crecimiento personal, incluida tu mejora como orador
El desarrollo de las habilidades de comunicación requiere de tiempo, energía y, muchas veces, la inversión de dinero.
A lo que debes añadir la intención, la constancia y la dedicación para perseguir resultados que se manifiestan en el mediano plazo.
Dicho de otra manera, no te conviertes en un buen comunicador espontáneamente, por accidente o casualidad.
Muchas veces, sobre todo en las primeras etapas o pasos de este proceso, cuesta arrancar. Las personas nos encontramos con obstáculos o trabas que nos impiden tomar las acciones necesarias para crecer.
¿Y sabes qué es lo más curioso? Que la mayor parte de estas trabas son barreras internas. Obstáculos que se generan en tu mente, muchas veces sin ser tu consciente de ellos. Y te limitan de maneras insospechadas.
Estos obstáculos no sólo están presentes en el desarrollo de tus habilidades de comunicador, sino que te los encuentras también en muchos otros procesos de cambio o desarrollo personal.
Hoy quiero detenerme a reflexionar sobre 10 de estos obstáculos. ¿Por qué? Porque es un ejercicio de pensamiento importante, porque reconocerlas es siempre el primer paso para superarlos.
Vamos ahí.
La ignorancia
“No sé que no sé”. No ser capaz de reconocer tus carencias limita tu crecimiento. Estar abierto a aprender y a descubrir lo que desconoces es vital para avanzar.
El conformismo
“No me importa, estoy bien donde estoy”. Puede que reconozcas que tienes una carencia, pero te da igual. Quedarte en tu zona de confort te hace perder oportunidades de aprender y mejorar. Indiferencia y crecimiento son conceptos antagónicos.
La procrastinación
“Sé que es importante, pero ya lo haré mañana”. Posponer tareas importantes es el enemigo silencioso del progreso. Siempre hay razones para no empezar. Las excusas te dejan estancado, la acción es lo que impulsa el cambio.
La mezquindad
“Ahora no es el momento de gastar en eso.” Escatimar dinero en tu desarrollo personal no es un ahorro, es un freno al crecimiento. El mayor costo no es invertir en uno mismo, sino no hacerlo. Cuando eso ocurre, ves pasar delante tuyo oportunidades que dejas pasar, por falta de confianza en tus competencias y habilidades. Quien no invierte en sí mismo, termina pagando con estancamiento.
El victimismo
“Todo depende de factores externos ajenos a mí”. Culpar al entorno o a otras personas te roba poder. Asumir la responsabilidad de tus acciones es esencial para empezar a crecer.
El narcisismo
“Ya soy bueno con lo que tengo”. Creer que lo sabes todo o que no necesitas mejorar es un freno absoluto. La humildad y la curiosidad son motores del crecimiento.
La rigidez mental
“Yo siempre lo he hecho así”. Cerrar la mente a nuevas ideas o métodos limita tu evolución. La adaptabilidad y la apertura son clave para progresar.
La falta de disciplina
“Empiezo pero no persisto para lograr mis resultados”. La motivación sin constancia no alcanza metas. La disciplina convierte la intención en resultados concretos.
La impaciencia
“Quiero resultados ya y si no los consigo, abandono”. El crecimiento es un proceso. La impaciencia te hace abandonar justo cuando estás a punto de avanzar.
La falta de perspectiva
“Sé que es importante, pero esto otro requiere mi atención ahora”. Priorizar lo inmediato sobre lo importante es una trampa frecuente. Sin una visión clara, sacrificas tu desarrollo por urgencias menores.
CONCLUSIÓN
El crecimiento personal es un camino muy personal, que cada cual debe recorrer.
Reconocer la existencia de obstáculos mentales puede ser un primer paso importante. Y lo más importante actuar sobre ellos para vencerlos.
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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