10 maneras de hablar que restan impacto a tu comunicación
Comunicar con impacto no es solo cuestión de contenido, sino también de cómo trasladas ese contenido con tus palabras, es decir de qué lenguaje utilizas para comunicar.
Tu elección de palabras y la forma en que las utilizas pueden potenciar el éxito de tu presentación o, por el contrario, restarle fuerza. Y esto es algo que queremos evitar.
Ciertos patrones al hablar pueden jugar en tu contra porque:
- dificultan la comprensión de la audiencia.
- transmiten poca seguridad y convicción.
- generan antipatía por parte del público.
- restan originalidad a tus ideas.
- distraen al público.
A continuación, te comparto algunos de los errores que veo una y otra vez en la manera de hablar de de profesionales que comunican en público, para que lo evites como Drácula evita las estacas.
¿Te genera curiosidad? Vamos a ello.
Frases largas con muchas subordinadas
Si una oración es tan larga que al final nadie recuerda cómo empezaste, tienes un problema.
Las frases extensas y con muchas subordinadas pueden hacer que tu discurso pierda claridad y fluidez. En su lugar, opta por frases breves y concisas, que son más fáciles de procesar y comprender. Además, las pausas al hablar, propias del uso de frases cortas, no solo darán ritmo a tu discurso, sino que también mantendrán la atención de tu audiencia y reforzarán el impacto de tus palabras.
Lenguaje Débil
El lenguaje débil es aquel que transmite duda o inseguridad. Se caracteriza por el uso de expresiones que restan fuerza a la comunicación, como los verbos en condicional (“lograría”, “obtendría”) y palabras de posibilidad (“tal vez”, “posiblemente”). Este tipo de lenguaje puede afectar la percepción que los demás tienen de ti, haciéndote parecer indeciso o poco convencido de lo que dices.
No puedes pretender que los demás se convenzan de lo que dices, si tú mismo pareces no estarlo.
Jerga técnica o especializada
Imagina que una mujer embarazada va al médico por malestares intensos y, al preguntarle qué podría estar pasando, el médico responde: “Es factible que se trate de hiperémesis gravídica, causada por una combinación de factores hormonales, metabólicos y, posiblemente, genéticos, que afectan el sistema gastrointestinal. La principal causa es el aumento de los niveles de gonadotropina coriónica.”
Probablemente, la paciente se quede más confundida que al principio. Sería mucho más efectivo decir simplemente: “Sra. usted tiene náuseas intensas, comunes en algunos embarazos.”
Si tu audiencia no está familiarizada con tu campo, evita abrumarla con tecnicismos. Usa un lenguaje claro y directo, o incluso analogías, para que todos puedan seguirte sin esfuerzo. El objetivo es que tu mensaje sea comprendido rápidamente, no que tu audiencia pase más tiempo descifrando lo que dices que realmente prestándote atención.
Localismos y modismos
Cuidado con los modismos y la jerga local, especialmente cuando el español, o castellano, es hablado en culturas distintas y distantes.
Si en una conferencia internacional, con audiencia hispanohablante de distintos países, usas frases como: “Vamos a darle caña”, “Es una movida complicada” o “Es un tío de cuidado”, que son expresiones comunes en España, pero no en otros lugares, es probable que muchos no entiendan lo que quieres decir.
Aunque estas expresiones sean familiares en tu entorno, pueden resultar incomprensibles fuera de él. Si te diriges a un público diverso, lo mejor es optar por un lenguaje más neutro. Así, garantizarás que todos te comprendan sin problemas y evitarás malentendidos, haciendo que tu mensaje sea accesible y efectivo para todos.
Palabras rebuscadas
“El empleo de un léxico abstruso y pomposo puede desembocar en la obnubilación cognitiva de la audiencia, induciéndola a un estado de desconexión sensorial y desinterés progresivo ante la disertación en desarrollo.”
¿Te quedó claro? Me imagino que no.
Usar un lenguaje rebuscado puede parecer sofisticado e impactante, pero la realidad es que si la audiencia no te entiende, el mensaje se pierde.
Cuando hables en público, elige palabras propias del lenguaje oral, palabras llanas y sencillas. La comunicación efectiva no se trata de impresionar con erudición lingüística, sino de facilitar la comprensión.En oratoria, la claridad siempre gana.
Anglicismos
“Vamos a hacer un brainstorming para mejorar el engagement con nuestro target“, dijo el Key Account Manager de la Startup, Manolo García Martínez.
Please, no.
El uso excesivo de anglicismos puede hacerte sonar pretencioso o incluso confundir a quienes no están familiarizados con esos términos. A menos que hables con un público que use esos mismos anglicismos, es mejor buscar equivalencias en tu idioma. Si puedes decirlo en español, dilo en español.
Clichés y frases hechas
Frases como “pensar fuera de la caja”, “romper paradigmas” o “dar el 110%” son comunes en presentaciones, reuniones y charlas motivacionales. Seguro, las has escuchado una y mil veces.
La repetición constante de estos clichés les ha quitado su fuerza original. Ya no suenan frescos ni auténticos.
Si deseas que tu mensaje se perciba como relevante, único y memorable, debes buscar formas originales de expresarte. En lugar de recurrir a frases trilladas, encuentra metáforas propias o utiliza alguna otra figura retórica que te ayude a expresar tus ideas de una manera diferenciada.
Muletillas y palabras de relleno
Palabras como “ehhh…“, “o sea…”, “básicamente…”, “vale” suelen colarse en nuestras presentaciones, sobre todo cuando estamos nerviosos o no tenemos completamente claro lo que vamos a decir. Si además usamos estas palabras de relleno en exceso, distraemos a la audiencia, dificultamos la comprensión y perdemos autoridad y credibilidad. Vaya panorama.
Si eres de las personas que usan muletillas, no te preocupes, es un hábito que se puede corregir con práctica. Puedes ir a mi post sobre cómo hablar sin muletillas para descubrir técnicas para controlarlas en tu próxima presentación.
Sustantivos y verbos abstractos
“Terry, María, pensemos en un nuevo paradigma de fomento y potenciamiento de sinergias y coordinación intraequipos para maximizar la eficiencia comercial del departamento.”
Suena sofisticado, pero, en la práctica, ¿qué significa realmente?
¿Por qué no decir simplemente: “Si queremos alcanzar nuestras metas de ventas, los equipos de Terry y María deben coordinar mejor su trabajo.”?
Un lenguaje excesivamente abstracto deja margen para la confusión. Siempre que puedas, ejemplifica y lleva tus ideas a lo concreto. Si puedes visualizarlo en una escena real, tu audiencia también podrá hacerlo. Y cuando la idea se entiende, la acción sigue.
El imperativo de sermones y lecciones
Este error ocurre cuando adoptas un tono imperativo o condescendiente en tu comunicación, dando la impresión de que estás sermoneando a la audiencia en lugar de conversar con ella.
IDEAS FINALES
Comunicar con impacto no solo depende del contenido que compartes, sino de cómo lo transmites.
El lenguaje que utilizas tiene el poder de hacer que tu mensaje sea claro, relevante y memorable, o, por el contrario, de diluir su fuerza y complicar su comprensión.
Es crucial adaptar tu lenguaje al contexto y a las necesidades del público. Recuerda que el objetivo de comunicar no es impresionar, sino conectar. La claridad y la conexión son las claves del éxito en cualquier presentación.
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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