Qué son las analogías y cómo usarlas en tu oratoria
Muchas veces una presentación en público tiene la función principal de informar, enseñar y explicar: hacer conocido lo desconocido y comprensible lo complejo. Ayudar a que la audiencia descubra y comprenda. No es poca cosa.
En ocasiones explicar algo no resulta sencillo, porque hablamos de una idea abstracta o compleja de entender para el público al que nos dirigimos.
¿Qué hacer entonces?
Uno de las estrategias más útiles es relacionarlo o compararlo con otra cosa que el público ya conozca. Es lo que se conoce como una explicación por analogía.
La analogía es, pues, una herramienta muy importante de aprendizaje y uno de los recursos más útiles que puede echar mano todo comunicador.
Con leer este post, tendrás avanzado un importante trecho para entender qué son las analogías y poder usarlas en tus comunicaciones, bien escritas u orales. Vamos a ello.
¿QUÉ ES UNA ANALOGÍA?
La analogía es una figura retórica que consiste en una comparación entre dos elementos, con la finalidad de aclarar o ampliar el significado de uno de ellos.
Lo que buscamos es explicar de manera sencilla algo desconocido o poco claro, mostrando una semejanza con algo que la otra persona sí conoce.
Estructuralmente las analogías se construyen con el siguiente formato:
A es a B, lo que C es a D.
Pongamos un ejemplo, para que quede más claro. Seguro te resonará de tu época escolar. ¿Recuerdas cuando aprendiste las partes de la célula en clase de biología? Yo aún recuerdo aquella lección. El Sr. Bacarreza, mi esmirriado profesor de aquellos años dijo:
“Las mitocondrias son como las baterías de las células”.
Fíjate que esta analogía es una versión acortada de:
“Las mitocondrias son a las células (A es a B) lo que las baterías son a los aparatos (C es a D).”
Mi profesor podría haber explicado más científicamente la función de las mitocondrias detallando el proceso de conversión química de la fosforilación oxidativa, que también lleva a la conclusión de que las mitocondrías producen energía para la célula. Pero si así lo hubiese hecho lo más probable es que los estudiantes nos hubiésemos quedado con cara de póker.
Pero al llamar a las mitocondrias baterías nos resulto más fácil de comprender y de recordar. De hecho recuerdo que eso fue exactamente lo que contesté cuando en el examen correspondiente me preguntaron qué eran las mitocondrias.
Otros ejemplos de analogías interesantes:
“La lectura es para la mente, lo que el ejercicio es para el cuerpo”. Joseph Addison.
“Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras”. La Biblia-Proverbios 25:25.
“El jabón es al cuerpo, lo que las lágrimas son al alma”. Proverbio judío.
A veces puedes añadir una explicación adicional después de la analogía formal, para asegurarte de que se entiende el punto correctamente:
“Las mitocondrías son como las baterías de las células. Su misión es dar energía.”
“Hacer negocios sin publicidad es como guiñar el ojo a una chica en la oscuridad. Tú sabes lo que haces, pero nadie más se entera”. Stuart. H Britt
PARA QUÉ SIRVEN LAS ANALOGÍAS
Utilizar una analogía para relacionar una idea desconocida con algo que resulta familiar puede ayudar a la audiencia a comprender mejor lo que intentas decir.
Y muy importante: es una manera memorable de ayudar a entender un punto.
Muchas veces ocurre, por ejemplo, que dentro de una comunicación una de las cosas que más queda en la mente de las personas son las analogías utilizadas. Por esto mismo suelen ser anclas muy útiles para dejar establecido un punto.
De manera más concreta la posibilidad de transferir información desde una situación conocida hacia otra situación que conocemos menos, resulta fundamental para un conjunto de actividades muy importantes, tales como:
- Comprender conceptos científicos novedosos.
- Trasladar lecciones morales.
- Predecir eventos futuros a partir de eventos pasados.
- Comprender cómo resolver problemas nuevos en base a problemas conocidos.
CONSEJOS PARA CREAR ANALOGÍAS
Las buenas analogías son como los inventos. En última instancia es un acto creativo y no se puede controlar por completo.
No obstante, puedes aprender algunas directrices que te ayudarán a idear analogías eficaces:
- Si intentas explicar en qué se parece una cosa a otra, tienes que asegurarte de que el ejemplo que utilizas sea fácilmente comprensible. Si tu audiencia no está familiarizada con la imagen que estás evocando, la analogía no funcionará.
- Las experiencias concretas son un buen caldo de cultivo para las analogías porque cualquiera puede apreciarlas.
- Las analogías más potentes son aquellas que establecen una comparación con elementos que pueden ser representados visualmente de manera vívida por las personas. Por lo general suelen ser analogías que implican una metáfora. Por ejemplo: Estaremos juntos por siempre de la misma manera que la luna y el sol lo están.
- Busca varias alternativas. Busca distintas comparaciones para hacer entender tu idea. ¿Cuál establece la comparación con mayor claridad? ¿Cuál evoca la imagen más memorable? Quédate con la más poderosa.
DIFERENCIA ENTRE ANALOGÍA, SÍMIL Y METÁFORA
Las analogías, los símiles y las metáforas están estrechamente relacionados porque se usan para comparar cosas diferentes.
La diferencia de la analogía es que su propósito no es simplemente mostrar una comparación, sino también explicar a partir de la comparación.
Por esta razón, una analogía es más compleja que un símil o una metáfora, que sólo pretenden mostrar sin explicar.
Veámoslo con un ejemplo, tomado de la película Forrest Gump.
Un símil es decir que algo es parecido a otra cosa. Por ejemplo, “La vida es como una caja de chocolates”.
Una metáfora dice poéticamente que algo es otra cosa. Por ejemplo, “La vida es una caja de bombones”.
Una analogía es decir que algo es similar a otra cosa para hacer algún tipo de comentario explicativo. Por ejemplo, “La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar”.
CONCLUSIÓN
Las analogías son instrumentos muy potentes. Si utilizas una analogía original, puede ser tremendamente memorable y quedar en la mente del interlocutor o audiencia.
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Este post forma parte de una serie de artículos sobre las figuras retóricas. Para conocer más sobre cómo usarlas en tus comunicaciones en público, pincha en el anterior enlace.
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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