¿Qué imagen comunicas cuando hablas en público?

El mes pasado estuve ocupado trabajando en una campaña electoral en América Latina.  

Las campañas políticas son un mundo apasionante. Siempre distintas, siempre desafiantes. Cada país, cada candidato y cada equipo tiene su estrategia, sus urgencias y su forma de hacer las cosas.

Pero hay algo que nunca cambia. Un principio que siempre se repite. La imagen del candidato es clave para lograr el objetivo final que es ganar el voto ciudadano.

No sorprende, por tanto, que gran parte de los esfuerzos comunicacionales se centren en comunicar y proyectar una imagen sólida y atractiva del candidato, alineada con la estrategia de campaña. 

Una imagen que conecte. Una imagen que inspire confianza. En suma, una imagen que venda el proyecto.

Bien, ¿pero por qué hablo de candidatos, campañas y política en este blog de oratoria?

Traigo esto a colación porque es exactamente lo mismo que pasa cada vez que comunicas en público, con sus obvias diferencias y matices. 

¿Cómo es esto?

Sí, piénsalo. 

Cuando hablas frente a una audiencia, persigues un objetivo: convencer, inspirar o simplemente explicar algo con claridad. 

Y aunque no estés en campaña, la imagen que proyectas juega un papel determinante.

No hablo solo de tu aspecto físico, que es lo primero que nos viene a la mente cuando hablamos de imagen, sino del conjunto de señales verbales y no verbales que emites al comunicar.

Es a lo que yo llamo tu imagen comunicacional. Y la diferencia entre lograr o no lograr lo que buscas, puede estar allí. 

¿Suena interesante? Continuemos.

LA IMPORTANCIA DE LA IMAGEN COMUNICACIONAL

Cuando hablas en público, no sólo transmites información. También dejas una impresión.

La manera en que te expresas, el lenguaje, tu postura, el tono de voz, la forma en que argumentas, genera una serie de percepciones en quienes te escuchan.

• ¿Te ves profesional?
• ¿Pareces seguro y convencido de lo que dices?
• ¿Comunicas con claridad?
• ¿Resultas creíble, cercano, confiable?
• ¿Caes bien?

A ese conjunto de impresiones que se forma la audiencia, muchas veces de manera automática e inconsciente, le llamo imagen comunicacional.

¿Es esta imagen subjetiva, superficial e incluso influida por prejuicios? Sí, por supuesto. 

Así operamos mentalmente los humanos, con juicios rápidos basados en sesgos cognitivos y que a veces no corresponden con la realidad. Pero ese no es el punto que quiero dejar claro.

Lo importante es reconocer que esa imagen tiene un peso e influencia real.

Especialmente cuando hablas frente a personas que no te conocen, la imagen rápida que proyectas es clave para determinar si te escuchan, si te creen y si generas el impacto que buscas.

Te pongo un ejemplo. Pensemos en un objetivo habitual en la comunicación pública: persuadir. Si quieres vender algo, lo que sea, si la imagen que proyectas no es sólida, coherente y profesional, será mucho más difícil convencer a nadie de que te compre tu producto o servicio, sin importar que tan sólido sea tu contenido o argumentario.

Además, y esto es muy importante, esta imagen no solo afecta a esa comunicación en particular. Puede perdurar más allá del momento. Y de hecho, ocurre muy a menudo. 

Con el paso del tiempo el contenido exacto de lo que dices se olvida, pero la impresión que dejas permanece. Y eso puede abrir o cerrar puertas futuras.

ELEMENTOS DE LA IMAGEN

A continuación, te presento siete factores esenciales que inciden directamente en la imagen que proyectas cuando hablas en público.

1. Antecedentes online
   Es la información a la que la audiencia puede acceder de inmediato para hacerse una imagen rápida de quién eres. Perfiles en Linkedin, Facebook, páginas web, artículos escritos, videos en YouTube pueden influir en tu imagen y lo que se conoce como marca personal.
   
   
2. Presentación
   Esto también tiene su peso. Si alguien te va a dar pie con una introducción, la manera en que te presente influye en la imagen que se va haciendo el público.
   

3. Aspecto físico

La vestimenta que utilizas, los colores, los accesorios, el peinado y, en general, la prolijidad con la que se presenta una persona comunican mucho antes de que pronuncie una sola palabra. Estos elementos, bien elegidos, refuerzan el mensaje, muestran respeto por la audiencia y reflejan un criterio profesional acorde al contexto.

4. Lenguaje verbal
El tipo de lenguaje que utilizas, tu vocabulario, la construcción de frases, el uso de tecnicismos o expresiones cotidianas, transmite no sólo contenido, sino también el nivel de preparación, claridad mental y proximidad que buscas generar. Un lenguaje preciso, claro y respetuoso fortalece la percepción de competencia y confiabilidad.

5. Paraverbalidad / Uso de la voz
La voz al hablar en público es uno de los instrumentos más potentes al comunicar. Su modulación, el ritmo, las pausas, la entonación y hasta las muletillas cuando hablas dicen mucho sobre el dominio del tema, el grado de seguridad y la intención del mensaje. Una voz bien gestionada capta la atención, transmite autoridad y genera conexión emocional.

6. Lenguaje corporal
El cuerpo a veces habla más que las palabras. La postura, los gestos, el contacto visual, la expresión facial y el movimiento general acompañan, o contradicen, el mensaje verbal. Un lenguaje corporal coherente y abierto refuerza la credibilidad del orador, genera cercanía y ayuda a establecer un vínculo más sólido con la audiencia. La sonrisa merece aquí un apartado solo.

7.Actitud
La actitud con la que se encara una intervención pública es determinante. Transmite cómo se posiciona uno frente al público y al mensaje. La confianza, la apertura, el respeto, la humildad, el entusiasmo o, por el contrario, la agresividad, la rigidez o la inseguridad son percibidas con claridad y repercuten directamente en la imagen proyectada.

8. Evidencia de Ethos
Por evidencia me refiero a los casos de éxito, acreditaciones o reconocimientos a los que puedas aludir a lo largo de tu comunicación, para reforzar lo que Aristóteles llamaba el ethos. Eso sí, siempre piensa en hacerlo de una manera discreta y elegante, porque el autobombo grosero no es plato de buen gusto para nadie.

IDEAS FINALES 

La audiencia empieza a formarse una imagen tuya en cuestión de segundos, a partir de múltiples señales, conscientes e inconscientes, que emites al comunicar. 

Algunas de estas señales apuntalan tu autoridad, otras juegan en tu contra disminuyendo tu credibilidad percibida.

Los líderes que comunican con eficacia saben alinear esas señales para que su imagen proyectada y la imagen deseada sean lo más coincidentes posibles. 

Ya sea que estés preparando una elección, una presentación clave o una entrevista importante, una imagen comunicacional comunicada intencionalmente, de manera eficaz, puede marcar la diferencia.

Desde luego este es un trabajo que toma su tiempo. No se logra de un día a otro.

Por eso, es algo que a todo profesional o líder le conviene ir trabajando de a poco con tiempo, antes de que de manera imperiosa se manifieste la necesidad de tener que ofrecer una imagen acabada y que algo importante dependa de ello.

¿Te interesa trabajar tu imagen comunicacional con un acompañamiento profesional y efectivo? Cuenta conmigo.