Cómo vestir a la hora de hablar en público para tener éxito
Cuando vas a hablar en público, tu audiencia te va a observar de arriba a abajo antes de que hayas pronunciado la primera palabra. Es inevitable.
A partir de este primer contacto visual el público empieza a hacer conjeturas sobre cómo eres. Si vas en plan amistoso o agresivo, si eres humilde o arrogante, sobre cuál es tu status socioeconómico y muchas otras cosas más.
Y no sólo eso, sino que además —y esto es clave— empiezan a decidir si les gustas o no.
Piénsalo. ¿No te ha pasado nunca que en un evento alguien va a tomar la palabra y ya de entrada te parece muy profesional y capaz? O a veces, por el contrario, que el orador u oradora te cae gordo o antipática ¿sin que haya una razón clara? A mí sí, ¡todo el tiempo!
Pues bien, la apariencia física tiene mucho que ver en ello.
Tu aspecto físico comunica.
Tu imagen influye en la disposición de la audiencia a escuchar lo que vas a decirles. Se trata, por tanto, de un factor no verbal de tu comunicación del que debes ser consciente y que te conviene cuidar y no dejar al azar.
Y no porque lo diga yo, sino porque hay estudios que lo demuestran. Muy interesante en este respecto es una encuesta que lancé a mi comunidad de Linkedin, en la que pregunté si el atractivo físico influía en la capacidad de persuasión. 55 profesionales contestaron. 9 de cada 10 personas dijeron que sí lo creían.
De acuerdo, entendido, JC, vamos al grano. ¿Cuál sería entonces la receta o look con el que gustaré a todo el mundo?
Evidentemente, tal cosa no existe. No hay un look o manera de vestir que te garanticen caer en gracia en todas las situaciones y a todos los públicos.
Sin embargo, existen ciertas pautas que pueden ayudarte a obtener mejores resultados de la elección de tu vestimenta cuando te toque hablar en público.
DISTINTOS PÚBLICOS, DISTINTOS CÓDIGOS DE VESTIMENTA
Empecemos por decir que una audiencia es la suma de los individuos que la componen, todos ellos únicos en tanto seres humanos. Eso está claro. Sin embargo, siempre existen elementos comunes a los grupos de individuos que hace posible establecer ciertas características atribuibles al conjunto.
Eso quiere decir que cada audiencia tendrá elementos comunes que la caracterizan, distintos de los de otras audiencias.
Algunas de las variables relevantes a tomar en cuenta son, por ejemplo, la región de origen, la actividad profesional, la clase social, la franja de edad, entre otros. Estas variables influyen en la manera en que las personas visten y en cómo valoran la manera en que los demás se visten.
Lo vemos todo el tiempo. Los abogados tienen su estilo, los informáticos el suyo, los adolescentes se visten de manera distinta de los jubilados, los ricos de los pobres, etc.
Y sí, ya sé, que son generalizaciones. Ese es el punto precisamente.
Cualquier orador que busque obtener el mayor impacto posible con su apariencia debe tomar en cuenta estas variables y ajustarse a ellas, en la medida de lo razonable, para estar a tono con las expectativas de la mayor parte posible del público.
La flexibilidad a la hora de vestir, cuando comunicas en público, es importante.
VESTIMENTA Y MARCA PERSONAL
Ahora bien, también es cierto que hay oradores que, independientemente de la audiencia o situación, cultivan una determinada manera de vestir como parte de su personalidad y marca personal.
Algunos ejemplos de ayer, hoy siempre: Margaret Thatcher, la dama de hierro británica, con su estilo sobrio y conservador, pero elegante; Steve Jobs, con sus vaqueros desgastados y jersey negro de cuello de tortuga, o el economista catalán Xavier Sala i Martín con sus coloridas americanas.
Puede que tú mismo, tengas una línea estética que cultivas y quieres mantener, por las razones que fueren.
En estos casos, el margen de maniobra en la vestimenta es más reducido, en la medida en que siempre buscaremos mantener la integridad de esa imagen o marca personal.
CRITERIOS GENERALES PARA VESTIR EN PRESENTACIONES EN PÚBLICO
Si eres como el 99% de los mortales y no tienes una marca con identidad visual que seguir a rajatabla en tus presentaciones, hay tres pautas generales que pueden servirte para elegir y afinar tu look para presentar en público en cualquier situación: coherencia, ocasión y funcionalidad.
A. Coherencia. El ser humano es una criatura de símbolos. Todo el tiempo estamos atribuyendo significados a las cosas, entre ellas a la vestimenta y estilo de un orador u oradora. Por eso deben significar quién eres y estar en sintonía con tu mensaje.
Toma en cuenta que la gente rechaza lo que percibe como inauténtico o incongruente. Si, por ejemplo, estás hablando de la importancia de la lucha contra la pobreza y desigualdad en el mundo y vas con el pelo relamido de brillante gomina, traje azul tornasol de Versace, zapatos oxford relucientes y un Rolex en la muñeca, a la audiencia le empezará a chirriar algo.
Da igual lo elocuente que seas, o si eres un maestro de la oratoria, si perciben incoherencias entre las señales que envías con tu aspecto físico, y lo que pretendes comunicar con tu mensaje, tienes un problema. Empezarán a dudar de tu coherencia y por tanto de tu credibilidad.
La coherencia entre mensaje y mensajero es clave.
Vístete de manera que tu vestimenta refuerce tu imagen y tu mensaje.
B. Ocasión. Robert Cialdini dice en su clásico libro “Influencia. Psicología de la Persuasión” que de manera natural las personas tendemos a confiar más en personas que se nos parecen; con las que de alguna manera nos identificamos.
Por tanto, te será muy útil indagar sobre cuál es el tono de la ocasión y el estilo o grado de formalidad que se espera de los asistentes y ponerte a tono con la misma.
Hay eventos y ocasiones en los que el código de vestimenta, formal o informal, son de gran importancia para los asistentes. Y eso es algo que todo orador debe respetar. Al menos si espera ser respetado de igual manera por la audiencia.
La formalidad esperada para una misma ocasión puede variar según países, incluso ciudades. Si sales de casa a hablar en público, haz tus deberes e investiga con antelación a tu viaje. Incluye en tu maleta el atuendo idóneo para conectar con la audiencia.
Por ejemplo, en la imagen de este post puedes verme hace unos años atrás dando un discurso como “best man” (padrino) en la boda de uno de mis mejores amigos en Miami. Llevaba un traje super sobrio y formal a juego con la del resto de “ushers” (amigos del novio). No es la vestimenta que acostumbro llevar en las bodas en España, sin embargo, era la más apropiada para la ocasión -una boda en USA- y seguramente la que los novios y su familia – mi audiencia- esperaban de mí. Por cierto, fue todo un éxito. La boda y mi discurso.
Si no existe ningún requisito o formalidad esperada, una regla general que te pondrá a salvo como orador es mantener la mesura. No vayas exageradamente arreglado, ni exageradamente informal.
C. Funcionalidad. Es fundamental. Elige prendas cómodas y prácticas según la situación.
Por ejemplo, en ambientes cerrados, los tejidos ligeros siempre suman puntos, porque disminuyen la sudoración. Es de lo más incómodo que empiecen a chorrear gotas de sudor por tu rostro y que se formen desagradables charcos alrededor de tus axilas.
Si el fondo del escenario es oscuro, evita ir completamente de negro, o de lo contrario parecerás una cabeza parlante con dos manos que se mueven.
Lleva zapatos cómodos que te permitan estar de pie durante largo tiempo y moverte con naturalidad. Los suelos de madera, sobre todo en escenarios teatrales y en tarimas montadas para la ocasión, y los tacones de materiales rígidos no se llevan bien. No quieres que tu presentación se convierta en un patético espectáculo de zapateo flamenco amateur.
Si se trata de un evento que se va a transmitir o grabar para la televisión o en medios digitales, como por ejemplo Youtube o Facebook Live descarta los tejidos estampados de patrón fino para evitar el efecto moiré.
MIS CONCLUSIONES SOBRE QUÉ ROPA PONERTE CUANDO HABLAS EN PÚBLICO
Tu apariencia personal influye en la imagen que proyectas hacia tu audiencia y, en consecuencia, también afecta en el impacto de tu mensaje. Asegúrate de alinear todas las señales que emites para que sean coherentes, generar mayor confianza en el público y apoyar tu mensaje.
Es importante ser flexible para adecuarse a lo que exige cada situación y cada audiencia, dentro de unos límites. No es posible ser auténtico y natural si fuerzas una apariencia en escenario completamente distinta a cómo vistes en tu vida diaria. Al fin y al cabo la vestimenta es también una expresión de nuestra personalidad, nuestras aspiraciones y creencias.
Toma en cuenta que la audiencia valora la autenticidad, pero también exige consideración. Si no sigues ciertas formas y protocolos según qué situaciones, el público puede sentir que les faltas el respeto y rechazar de entrada lo que sea que tengas que decirles.
El estilo es importante, pero más importante es que te sientas físicamente cómodo, para poder dar lo mejor de ti mismo. Cuando hablas en público aquello de que “hay que sufrir para lucir” es la receta para el desastre.
Sé tu mismo, sé práctico y sé respetuoso para obtener los mejores resultados. Vale a la hora de hablar en público, como para la vida misma.
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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