Qué es la Hipérbole y cómo usarla en oratoria
La hipérbole es la figura retórica más poderosa de todas. Con una hipérbole puedes convertir una buena comida en el mejor banquete de la historia, una lista de tareas domésticas en un millón de cosas que hacer y una lluvia de verano en el diluvio universal.
Si estos ejemplos te suenan familiares es porque todos, quien más quien menos, utilizamos hipérboles en el día a día.
Lo hacemos de manera espontánea en conversaciones cotidianas y, por supuesto, también en las comunicaciones en público. ¿Por qué? Porque añaden énfasis, expresividad y dramatismo a nuestras palabras, provocando reacciones en los demás.
Y si aprendes a utilizarlas conscientemente y con propósito, estarás un paso más cerca de los grandes maestros de oratoria y tendrás una herramienta más de persuasión.
Así que vamos a ello.
QUÉ ES LA HIPÉRBOLE
La hipérbole es una figura retórica que consiste en exagerar algún hecho, situación o rasgo de algo.
Pero no lo hacemos con la intención de mentir o falsear la realidad, sino para comunicar de una manera expresiva una perspectiva o punto de vista personal.
Cuando apelas a una hipérbole no pretendes afirmar exacta y literalmente lo que dices, ni tampoco tu interlocutor o audiencia interpreta tus palabras al pie de la letra.
Por tanto, la hipérbole forma parte de las figuras retóricas conocidas como tropos: expresar con tus palabras un sentido distinto de su significado literal.
USOS Y EFECTOS DE LA HIPÉRBOLE
Las hipérboles se utilizan mucho en el lenguaje popular y en las conversaciones del día a día. Son muy usuales en las culturas latinas, como la española o la de los países iberoamericanos, donde a las personas nos gusta comunicar con expresividad. Son menos usuales en otras culturas como, por ejemplo la alemana o la japonesa.
Algunos ejemplos de hipérboles que se utilizan en nuestro lenguaje cotidiano: me muero de hambre, tengo mil cosas que hacer, esto pesa una tonelada, etc.
También se emplean en comunicaciones más formales, como discursos o presentaciones.
Puedes utilizar la hipérbole con diversos efectos:
- Para enfatizar una afirmación:
Es el mejor discurso de la historia.
(Quieres expresar enfáticamente la gran calidad del discurso).
- Para llamar la atención sobre un hecho o realidad:
La gestión económica del gobierno va a hundir en la miseria a los hogares españoles.
(Diriges la atención del oyente haciendo ver el hecho más grande o dramático de lo que es en realidad).
- Para comunicar un estado emocional intenso o alterado:
Hoy he conocido a la mujer más hermosa del planeta.
(Expresas el gran impacto que te ha producido haberla conocido).
- Para producir un efecto humorístico:
Mario es más pesado que un collar de sandías.
(Sobre todo funcionan muy bien en este caso las hipérboles más creativas, que adquieren un carácter caricaturesco).
A través de las hipérboles generas efectos emocionales en el otro. Te pongo un ejemplo de, literalmente, ir por casa. Imagina lo siguiente. Llegas a tu hogar y le dices a tu pareja: “Hoy estás muy guapa”. A lo cual seguramente ella responderá con una sonrisa de halago.
Ahora, si alternativamente dices: “Nunca te había visto tan sexy y despampanante como hoy.” Seguramente, será el momento más agradable del día de tu media naranja.
Esta segunda frase está cargada retóricamente y cumple el mismo fin de elogio que la primera frase, sin embargo la respuesta emocional de la otra persona será mucho más intensa.
LA MEIOSIS
La meiosis es una figura retórica emparentada con la hipérbole, pero que busca el efecto contrario. No queremos llamar la atención sobre algo exagerando sus méritos, sino restarle magnitud o rebajar su importancia. Se utiliza para restar importancia a algo que puede ser incómodo, molesto o tabú.
Se podría decir que es es una hipérbole, pero en negativo. En lugar de amplificar, minimiza.
Ejemplo:
Al referirse a la confrontación bélica con Ucrania, el gobierno ruso habla de la “Operación Militar Especial”, cuando en realidad se trata de una guerra en toda regla.
La meiosis también se utiliza para menospreciar a una persona o sujeto, minimizando su rol o valor, de manera tal que la estima o consideración de esa persona o sujeto disminuya por parte del oyente o interlocutor.
Ejemplo:
Ese abogado es un picapleitos.
Los de greenpeace son unos abraza árboles.
PELIGROS MORTALES DEL MAL USO DE LA HIPÉRBOLE
Cuando utilices hipérboles, hazlo con mesura y cuidado.
Según qué audiencias, una comunicación cargada de hipérboles puede generar la impresión de que el orador es poco serio, riguroso o que se encuentra emocionalmente sobreexcitado, lo que puede poner en entredicho su credibilidad.
Otro punto importante que debes considerar es que para que la hipérbole surta el efecto deseado, la audiencia debe inferir que tu intención no es de describir la realidad. Entre personas de un mismo contexto cultural no suele haber problemas. Sin embargo, cuando el comunicador y la audiencia son de culturas distintas, pueden haber confusiones.
Y de hecho en según qué culturas las exageraciones en el lenguaje pueden estar no bien vistas en el contexto de una comunicación en público más formal. En comunicaciones interculturales hay que estar pendiente de ello.
CONCLUSIÓN
Ya lo sabes, la hipérbole es la mejor figura retórica de todas. Úsala de manera inteligente y obtendrás efectos muy interesantes.
Toma en cuenta que la hipérbole surte sus efectos de énfasis y dramatismo sólo cuando sobresale del resto del discurso.
Si la comunicación está saturada de exageraciones, entonces nada resaltará, salvo tu poca falta de tino retórico. Y eso te hundirá en la miseria comunicacional.
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Este post forma parte de una serie de artículos dedicados a las figuras retóricas. Para conocer otras figuras de uso habitual en la oratoria, pincha en el anterior enlace. que
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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