¿Puede tu formación académica afectar negativamente tu capacidad para comunicar en público?
¿Tienes una licenciatura universitaria, un máster, incluso un doctorado?
Si es así, enhorabuena. El contar con esa valiosa formación académica seguramente te ha dotado de conocimientos útiles y diferenciación en el mercado laboral.
Peeero… paradójicamente también puede ser causante de un mal desempeño cuando presentas en público.
¿Cómo? Así es. Es lo que yo llamo la maldición de la formación. Y aunque resulte sorprendente, ocurre a menudo. Te explico por qué.
Según mi experiencia como coach de comunicación muchos de los errores que cometen los profesionales a la hora de comunicar en público tienen que ver con los dogmas sobre la comunicación escrita, sobre todo de tipo ensayística, que han aprendido, primero en la escuela, luego en estudios superiores y después afianzado cuando escriben análisis e informes a lo largo de su vida laboral.
Cuando a estos profesionales, que carecen de una formación específica en oratoria, les toca preparar el guión de una presentación en público, extrapolan de manera inconsciente sus ideas sobre lo que es una “comunicación efectiva (escrita)” a una comunicación que será oral.
En concreto me encuentro muy a menudo con los siguientes errores:
❌ Buscan organizar sus contenidos dentro del esquema clásico del ensayo: introducción-desarrollo-conclusión, cuando existen otras maneras más eficaces de organizar las ideas cuando hablas en público.
❌ Huyen de la repetición de palabras e ideas como el gato huye del agua, cuando en la comunicación oral la repetición retórica es clave para dramatizar y facilitar la comprensión.
❌ Apelan a ideas complejas y argumentaciones alambicadas, cuando en la comunicación oral es fundamental comunicar mensajes sencillos con argumentos igualmente fáciles de seguir.
❌ Procuran utilizar un lenguaje neutro y despersonalizado, cuando en las comunicaciones orales conviene transmitir la personalidad y autenticidad del orador.
❌ Utilizan estructuras gramaticales y sintácticas complejas (que supuestamente son señal de una educación superior) cuando la comunicación oral requiere frases breves, fáciles de entender.
❌ Utilizan palabras complicadas con muchas abstracciones cuando la comunicación oral se beneficia de un lenguaje sencillo y directo.
❌ Apelan exclusivamente a argumentos racionales, cuando la comunicación oral exige apelar también a las emociones, como bien señaló en su día Aristóteles con su regla del logos, ethos y pathos.
❌ Privilegian los datos y las estadísticas agregadas, cuando la atención en la comunicación oral se beneficia muchísimo de las anécdotas particulares y el storytelling.
❌ No hay lugar para el lenguaje descriptivo, figurativo y emotivo, cuando en la comunicación oral las imágenes y las metáforas son de extrema utilidad.
Cuando un profesional prepara una presentación en público siguiendo los anteriores criterios el resultado es una presentación en público compleja, despersonalizada, más árida que el desierto de Arizona y más aburrida que una partida de ajedrez por radio.
Lo cual, por supuesto a ti no te pasará más, porque ahora ya eres consciente de la maldición de la formación.
Ya lo sabes, si eres profesional, más aún con un fuerte componente académico, asegúrate de sintonizar tu lenguaje y comunicación en la frecuencia de la oralidad.
Es clave para que puedas ofrecer presentaciones en público impactantes y exitosas.
Este artículo ha sido escrito por JC Durán como un aporte al conocimiento y divulgación de las buenas prácticas de la oratoria y el hablar en público.
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