El miedo a hablar en público: un problema más común de lo que imaginas
Si estás empezando a plantearte mejorar tu comunicación y tienes poca o ninguna experiencia hablando en público, lo más probable es que te estés preguntando cómo lidiar con los nervios a la hora de hablar en público.
Si es así, en este post vas a encontrar información importante y sobre todo útil, acerca de qué es el miedo a hablar en público, y por qué se produce.
QUÉ ES EL MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO: LA NORMA Y NO LA EXCEPCIÓN
Diferentes personas viven de distinta manera el miedo al hablar en público. Entre las manifestaciones físicas más usuales encontramos:
- Temblores
- Sudoración excesiva
- Boca seca
- Palpitaciones
- Visión de túnel
- Rigidez de la musculatura del cuello y espalda
- Ganas de ir al baño
- Náuseas
Seguramente has vivido en carnes propias algunos de estos desagradables síntomas. Puede que incluso te hayas preguntado si es algo que sólo te ocurre a ti.
La respuesta corta es que no. A muchos les pasa. Y cuando digo muchos, es muchos. De hecho, a la mayoría.
Y es muy importante que esto quede absolutamente claro: la mayoría de las personas sienten rechazo a la idea de hablar en público.
Así es, la mayoría.
El miedo a hablar en público es la norma, no la excepción.
De hecho tan usual es esta sensación, que hasta nombre propio tiene: “glosofobia”.
Según algunas encuestas, la glosofobia es de los miedos más extendidos, sólo superado por el miedo a la muerte y el miedo a arañas y serpientes.
Como dice el comediante Jerry Seinfeld, hay personas que en un funeral preferirían estar dentro del cajón, que tener que dar el discurso para el difunto.
Y aunque me refiera a ello de manera ligera. La verdad es que se pasa muy mal. Y hablo con conocimiento de causa. Yo también tuve miedo de hablar en público.
De hecho, el primer recuerdo que tengo hablando en público está marcado por intensos nervios y estrés. Tenía tan sólo 10 años y participaba en un concurso de lectura infantil delante de profesores y padres de familia.
A pesar de mi corta edad, recuerdo bien las sensaciones del momento: corazón palpitante, acaloramiento, visión de túnel y lo peor, unas ganas desesperadas e insoportables de orinar. Lo que se dice una descripción de manual del miedo a hablar en público.
Y así continué durante muchos años en mi vida. Siempre luchando con sensaciones desagradables al tomar la palabra en público.
Afortunadamente, en un momento dado entendí por qué me pasaba eso. Y entonces fue posible empezar a gestionarlo. Y tú también podrás hacerlo.
POR QUÉ SE PRODUCE EL MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO
Pensemos por un momento en qué es el miedo.
El miedo es una emoción desagradable, que se produce en nuestros cuerpos ante la percepción de un peligro. Este peligro puede ser real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.
El miedo como emoción, viene acompañado de cambios fisiológicos (los síntomas de los que hablábamos) que, por una parte generan incomodidad y por otra nos preparan para dar una respuesta física de huir o luchar.
Si lo piensas, el miedo, como tal, es muy útil para nuestra supervivencia. Nos estimula a alejarnos de situaciones riesgosas o amenazantes y a prepararnos para preservar nuestra integridad.
La gran pregunta que surge es: ¿Por qué percibimos una situación de hablar en público como amenazante? ¿Qué hace que se dispare esa emoción de miedo?
Aquí caben diversas respuestas, según cada persona. No obstantes hay elementos que se repiten. Te explico 3 riesgos percibidos muy comunes.
1) El riesgo de perder status por quedar en ridículo.
Hablar en público es una situación de exposición pública. Y las personas no queremos quedar mal, o hacer el ridículo delante de los demás. Porque eso implica la posibilidad de perder estatus o reputación.
Este miedo es algo normal y natural. Evolutivamente, para nuestra especie, la disponibilidad de recursos importantes ha dependido de nuestro estatus en el grupo: el refugio, la comida, incluso la reproducción. Y eso ha quedado grabado en nuestro cerebro.
Cuando nos imaginamos una situación de fracaso en la comunicación, inmediatamente se activan las alarmas del riesgo y se activa el miedo. Porque seamos sinceros, hablar bien en público, no es algo que salga espontáneamente. Tiene su complejidad.
Es normal que surjan dudas como: ¿Qué pasa si me quedo en blanco? ¿Qué pasa si no se me entiende? ¿Qué pasa si se burlan de mí? ¿Les gustará cómo voy vestido para hablar en público?
Cuando no gestionamos esas preguntas, entramos en bucle y aumentan los nervios.
2) El riesgo de obtener malos resultados en situaciones importantes.
Todas las personas sentimos nervios cuando tenemos que dar una presentación de cuyos resultados depende algo importante para nosotros. Por ejemplo, la presentación de un proyecto, un examen oral universitario, un pitch de negocios, etc.
No sabemos cuál va a ser el resultado y eso genera incertidumbre. Y esa sensación de incertidumbre se intensifica aún más, si tenemos poca confianza en nuestras habilidades de comunicación.
Y entonces saltan las alarmas con luces rojas destellantes y sirenas incluidas.
Nos imaginamos ese escenario en el que lo hacemos de pena y no logramos nuestros objetivos, por haber dado una mala presentación. Y si en el pasado hemos vivido experiencias frustrantes con malos resultados, nos remitimos a esas “pruebas” para nuestra profecía autocumplida. Miedo, miedo y más miedo.
2) El riesgo de ser atacados físicamente.
Esta es una teoría muy interesante que dice que cuando estamos delante de un grupo de personas que no conocemos, nuestro cerebro más primitivo se pone en guardia porque identifica una situación potencialmente peligrosa.
Al ver tantos ojos de desconocidos observándonos, y encontrarnos al descubierto y sin ninguna protección, se activa nuestro instinto de supervivencia, porque se trata de una situación que nuestro cerebro más atávico representa como de riesgo físico. Nuestro cuerpo se prepara para salir de allí corriendo o para luchar.
Es una teoría que me parece plausible, porque explica porqué tantas personas que están empezando a hablar en público (e incluso algunas ya rodadas), tienden a cruzar los brazos y hacerse más pequeños, como protegiendo sus zonas vitales más vulnerables.
Finalmente también hay que decir que existen algunos casos en los que el miedo tiene su origen en traumas psicológicos. Hablamos de verdadero pavor y hasta pánico. En estos casos, lo mejor es buscar ayuda terapéutica para trabajar internamente esas experiencias.
El MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO Y LA FALTA DE CONFIANZA EN TI MISMO
Como seguramente ya te has dado cuenta, una parte importante del miedo a hablar en público está relacionado con la incertidumbre. La incertidumbre sobre los resultados que vas a obtener de esa presentación, discurso o intervención en público.
Y esa incertidumbre está generada por una falta de confianza en uno mismo.
Esta es una premisa fundamental que luego, más adelante nos permitirá trabajar estrategias para gestionar nuestro miedo a hablar en público.
El miedo a hablar en público es una consecuencia directa de la falta de confianza en nuestras habilidades de comunicación en público.
Y lo más probable es que esa falta de confianza, tenga un fundamento real. Porque si careces de la experiencia, conocimiento o herramientas necesarias para salir airosos de esa exposición pública, evitarás exponerte a esas situaciones.
Esto no es algo exclusivo de las habilidades de comunicación, lo mismo ocurre cuando aprendemos otro tipo de habilidades complejas, como por ejemplo conducir un coche o nadar.
Cuando empezamos, tenemos miedo y lo vamos perdiendo en la medida en que vamos ganando experiencia y confianza.
EL MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO: OPORTUNIDADES PERDIDAS
Ahora ya sabes qué es el miedo a hablar en público y por qué sientes miedo de hablar en público. Muchas veces esos temores se procesan de manera inconsciente y no los tenemos identificados. Pero a poco que nos ponemos a pensar en ello, nos damos cuenta que están ahí.
El caso es que si quieres tener éxito en tus comunicaciones en público, debes hacer frente a esos temores, porque el miedo juega en contra tuya.
Primero porque te inhibe de que busques o tomes oportunidades de comunicar en público. Oportunidades que, de ser aprovechadas, podrían ayudarte mucho a lograr tus objetivos de desarrollo laboral o social.
Pero no sólo eso, sino que llegado el momento de la presentación, el miedo afecta negativamente tu desempeño. Puede llevar a que olvides partes de la presentación, sin mencionar que se manifiesta en tu lenguaje no verbal y eso disminuye la credibilidad que tienes. Si tú no confías en ti mismo, eso se nota cuando comunicas y el resultado es que los demás tampoco confían en ti.
La buena noticia es que el miedo a hablar en público, puede trabajarse.
Para conocer las estrategias y técnicas específicas necesarias, puedes revisar mi post sobre cómo superar el miedo a hablar en público.
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